viernes, 15 de enero de 2010

Naturaleza de Todo.

Naturaleza: Evidencia.

El pensamiento…, si tal cosa pudiera merecer ese nombre…, se volvió absurdo…, y el siglo XX no dejó de manifestarse así. Carente de sentido se refugió en el sin sentido…, haciendo de éste un auténtico manifiesto.

La naturaleza es evidente…, y a través de cualquiera de sus manifestaciones…, nos expone transparentes: naturaleza.

El absurdo parte de un concepto de hombre que no se sabe…, que no acierta a saber lo que es. Y así…, al no ser nada…, todo carece del más mínimo sentido.

Gonzalo Conde Escuredo Naturaleza 52.jpg

Y así todo lo que toca…, lo rompe.
Otorgando  a su ignorancia grado…, abandonó su curso y mayor responsabilidad…, saber…, comprender…, para tornarse en el más tonto irresponsable.
Y así el siglo XX se convirtió en un tiempo/espacio convaleciente.
Un ejemplo:
Toda la filosofía alemana no pasó jamás del estadio de pueblo. Y como estadio de pueblo su materialización sólo podía conducir a una barbarie.
Otro ejemplo:
Adorno…, en su más que limitado pensamiento…, pues vivía de la misma filosofía…, se llegó a preguntar…, desde esa ignorancia…, cómo…, cómo un pueblo tan culto podía llegar a conducirse con tal barbarie.
La naturaleza por evidente…, evidencia.
Adorno no superó el concepto de pueblo…, por pueblo…, el pensar no puede salir ni pasar de barbarie.
Más… Cuando Israel se comporta como pueblo…, repite la misma escena que han repetido todos lo pueblos de esta tierra y cualquier otra que se pueda dar. Israel…, que debería como nadie temer el concepto de pueblo.
El veinte jamás superó el concepto de pueblo del diecinueve. Hoy…, aún hoy…, no dejamos de probar sus limitadas manifestaciones y descendencias.
Es tan patético…, y tan así…, que bastaría un viento de pueblo para hacer salir de todos los continentes masas dispuestas a la barbarie. Sigue sin enseñarse otra cosa y tras el más brutal siglo que conoció esta especie.
El concepto de pueblo se levanta sobre la diferencia de otro…, diferencia que acto seguido se consagra. Y de tal manera que el otro no dejará de ser nunca otro…, en el fondo…, un extraño…, un extranjero…, un peligroso foráneo…, que con la menor de las brisas del mal tiempo…, no se tardaría en llegar a la conclusión de que es hora de quemarlo.
Es brutal…, y es que la ignorancia siempre ha sido de lo más bruto.
Aquí…, en este país…, profesores de filosofía aseguran que sin saber alemán no se puede filosofar… No sólo te colocan en el diecinueve…, sino que además te obligan a no salir jamás de él. La educación puede llegar a ser…, y probado va por un siglo…, muy castrante…, y hasta el bárbaro punto de negar el pensamiento.
Otro ejemplo:
La filosofía griega no conoció el término de pueblo…, y no es por otra razón que su tolerancia aún no se superó.
Y es que un profesor…, por profesor…, no distingue entre filología y pensamiento…, entre gramática y creación. Que son dos grados de saber y muy distintos.
Y así es como decir que sin saber lenguas muertas no se puede dar pensamiento. Pues bien…, tal bobada lo que está negando la superficie y fondo es el mismo pensamiento…, único grado en el que puede reinar un profesor…, siempre da pasado.
La naturaleza es evidente y por lo mismo y todo…, nada se puede dar que no evidencie.
Otro ejemplo:
Un terremoto…, en donde sea…, en Haití también…, evidencia un fenómeno natural más viejo que toda vida terrestre…, más viejo que la más vieja de las células.
Al tiempo…, qué evidencia. Todo un comportamiento humano alejado de ella. Vemos el rastro…, hoy vemos sus huellas…, y son las de la miseria…, física y mental…, de una ignorancia y brutalidad que no podía tener cabida en la más mínima naturaleza.
Fíjense en la sonoridad de una línea: sus edificios públicos eran de pacotilla…, y sus instituciones…, aún una  fantasía.
La naturaleza nos evidencia porque no podemos dejar de ser naturaleza…, y te sitúas en su saber…, el saber…, o estás en la ignorancia y por lo mismo fuera de ella.
Sólo puede enseñar la naturaleza porque somos naturaleza…, no se da ni puede dar un aparte del que otra cosa o ser se puedan aprender.
Par a ella…, o catástrofe humana.

De Gonzalo…, y por naturaleza.